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Viajo a Marruecos dejándome atrapar por la artesanía marroquí para fusionarla con mi trabajo...

OS cuento un poco...

Voy muy a menudo a Marruecos porque mi madre tiene una casita rural (Dar El Hendía) en un pueblito llamado Jhbel Habib que pertenece a Tetuán.

Esta vez empecé el viaje en Marrakech. Allí me enamoré de la artesanía que te invade por las calles. Toda la vida está fuera, a pie de calle. Tropiezas con absolutas maravillas. Se mezclan los tapices con las esencias, las especias, los colores, el que hace cuero, el que hace lámparas preciosas en forja... me paré ahí...

Estaba ensimismada entre tanta belleza. Así que me detuve a ver cómo trabaja cada uno, entré en sus talleres... charlé con gente encantadora apasionada por su trabajo. Me enseñaron cómo trabajaban la madera, la cerámica, la forja... con ese mimo en cada pieza, en cada detalle... me cautivó.

Después me dijeron que en el norte de Marruecos era donde encontraría a los artesanos ebanistas más especializados, Que ellos podrían reproducirme exactamente la pieza que tenía en mente. Y fue fantástico, porque la aventura continuaba por allí... la segunda parada era Tetuán y Tánger.

Investigué y conseguí justo lo que quería. Diseñé el biombo perfecto para después poder pintarlo.

Me encanta trabajar sobre madera y era la ocasión perfecta para dedicarme una temporada a volcar sobre mi biombo todo lo que este viaje me estaba aportado.

Trabajé feliz durante un mes. Despertándome cada mañana deseando ir al estudio y ponerme con ello.

Marruecos seguía regalándome esa luz y esos colores, que de alguna forma transladaba a mi trabajo.

Nacieron los cachorritos, y me acompañaban en el estudio mientras crecian...

Trabajando aquí, en la paz que regala esta montaña con el sonido de los animales y la llamada a la oración parecía que el tiempo se paraba y te hacía formar parte de algo muy especial...

Después tuve que transportarlo a Madrid, y terminé de darle las últimas pinceladas sintiendo nostalgia de tener que separarnos.

Ha sido una pieza muy especial, realizada con mucho mimo... todo se ha ido dando, se ha ido sucediendo porque así tenía que ser...

Creo que la forma circular del mandala (que es el motivo principal) habla de esa energía tan estupenda de la que me estaba nutriendo y desprende sensaciones muy positivas.

Las técnicas que utilicé son acrílicos porque me permiten un rápido secado y puedo casi hacer a la vez que pienso. La parte de atrás lleva una pátina y va todo barnizado.

Ojalá podáis disfrutar al verlo tanto como yo haciéndolo. Me gusta pensar que es una oda a la buena energía y no me cuesta tanto desprenderme si siento que esa sensación puede ser compartida.

Os comparto el enlace al Dar El Hendia,., un rinconcito mágico donde podeís vivir vuestra propia historia especial y seguro que, inolvidable.


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